Que esté enferma no es ninguna novedad,
llevo estando enferma desde que me conozco
y de eso hace ya bastante tiempo.
Hoy es el estómago,
antes fueron los oídos, la garganta, la cabeza,
hasta los pies me han dolido
aunque de esto creo que tuvieron la culpa
un par de agujas de diez centímetros
sobre las que me mantenía en equilibrio a duras penas,
tuvo la culpa el ego,
este siempre tiene la culpa
y el amor, no nos olvidemos del amor,
y de su hermano mellizo, el sexo
(maldito sexo…cuánto daño estás haciendo…).
Ahora es el estómago,
y me duele hasta decir basta,
me duele tanto
que empezaré a tirarme del pelo
hasta que me quede calva
y ya nunca tendré que hacer uso
de esos artilugios de tortura que son los tacones.
En fin,
estoy enferma
y en este estado a ver quién es el valiente
que se levanta de la cama
hace tanto frío ahí fuera
y, sinceramente, tengo tan pocas ganas…
¿sabéis que mi psicoanalista decía que soy hipocondríaca?
nunca os lo había contado,
pero es que mi psicoanalista decía demasiadas cosas
y total, ¿para qué?
si hasta el momento
aún no me ha arreglado nada.