Olvidaré las palabras dichas
y con las que no he dicho
me haré una madeja.
Jugaré con ella,
dormiré con ella.
La maullaré para convertirla en luna.
A Luna-madeja de palabras la llamaré Mamá.
Mamá-luna-madeja de palabras
me contará historias de colores antes de dormir
y yo ya no soñaré con entierros de sardinas enlatadas
a bajo precio.
Estaremos solas
hasta que a Mamá-luna-madeja de palabras
se la agoten los cariños,
los “te quiero.”
Y mamá-luna-madeja de palabras me acabará diciendo:
-niña-pañuelo de lágrimas, necesito un compañero.
Y viajaremos lejos, al espacio,
a conocer otros planetas
y los planetas tendrán más palabras,
palabras nuevas
con las que haré un ovillo.
Le pondré junto a la lamparita de luz amarilla
y le convertiré en sol.
A Sol-ovillo de palabras le llamaré Papá.
-Mamá-luna-madeja de palabras,
este es tu compañero, es mi regalo,
pero sólo te pido
que a cambio de esto
no se te agoten más los “te quieros”.
-Niña-pañuelo de lágrimas, sabes que tú eres
lo que más quiero. Gracias cariño, por este compañero.
Papá-sol-ovillo de palabras
me besará en la frente antes de dormir.
Mamá-luna-madeja de palabras
y Papá-sol-ovillo de palabras
también se besarán.
Y cada noche,
mientras yo sueño,
un te quiero-estrella-de silencio
nacerá en el cielo.