Despierta pequeña, ya ha terminado la discusión.
Los enanos han vuelto al circo
con los payasos de la mano
¿sabes? les he oído cantar
entonaban letras alegres
con sus vocecillas dulces.
Son monstruos también, ya lo sabes,
al conocernos
creímos encontrar
la imagen
fundida en el espejo.
Somos horrorosos
mutaciones
engendros tristes e inútiles
y no creemos en la política
ni en dios
ya ni siquiera en el domador de leones:
se lo comieron con gusto
aquellos cerdos.
Vamos,
despierta.
El telón ha caído
hasta mañana no habrá otra función.
viernes, 27 de febrero de 2009
miércoles, 25 de febrero de 2009
LA HABITACIÓN DE LOS POEMAS - despedidas -
En cualquier caso
estas son las ultimas noches
no estoy sola,
la habitación me habla,
huele a vainilla
(me hubiese gustado que mi pelo
también oliese a vainilla,
pero no es el caso)
sólo ella
sabe cómo soy realmente
por qué tiemblo por las noches
sabe
por qué
siempre estoy cantando,
y yo sé
por qué ella me escucha.
Pensé que mucho antes de abandonarla,
se me caería encima,
que seríamos juntas pura destrucción
(tampoco es el caso
aunque no debería levantar
demasiado la voz,
por si me oye)
¿sabrá vivir sin mi acaso?
¿sabré acaso vivir yo?
de todas formas estas son
nuestras últimas noches
y siento que no hay nada más triste
que tener que decirla adiós.
estas son las ultimas noches
no estoy sola,
la habitación me habla,
huele a vainilla
(me hubiese gustado que mi pelo
también oliese a vainilla,
pero no es el caso)
sólo ella
sabe cómo soy realmente
por qué tiemblo por las noches
sabe
por qué
siempre estoy cantando,
y yo sé
por qué ella me escucha.
Pensé que mucho antes de abandonarla,
se me caería encima,
que seríamos juntas pura destrucción
(tampoco es el caso
aunque no debería levantar
demasiado la voz,
por si me oye)
¿sabrá vivir sin mi acaso?
¿sabré acaso vivir yo?
de todas formas estas son
nuestras últimas noches
y siento que no hay nada más triste
que tener que decirla adiós.
domingo, 22 de febrero de 2009
DESCONOCIÉNDOLE
El hombre de mi vida pasó por mi lado,
lo supe porque me tiñó el pelo
de un vientecillo húmedo y cálido.
Debía de ser extranjero.
Olía a mar y a tabaco de liar.
Por supuesto no le dije nada,
le dejé marchar.
Apenas vislumbré
el contorno de su espalda,
la cascada de raíces
bajando hasta su culo,
fibra bajo el jersey negro
y la chaqueta de pana.
Poca cosa al fin y al cabo.
Quiero pensar que se parecía a mi.
lo supe porque me tiñó el pelo
de un vientecillo húmedo y cálido.
Debía de ser extranjero.
Olía a mar y a tabaco de liar.
Por supuesto no le dije nada,
le dejé marchar.
Apenas vislumbré
el contorno de su espalda,
la cascada de raíces
bajando hasta su culo,
fibra bajo el jersey negro
y la chaqueta de pana.
Poca cosa al fin y al cabo.
Quiero pensar que se parecía a mi.
FUE POR NECESIDAD
Lo hice mal, por supuesto.
Aquel chico me dijo que me quería un millón de veces. Eran otros tiempos,
yo bebía menos, bastante menos y estaba loca por saber lo que era el amor. Conocía la infidelidad, pero la llevaba siempre sobre las rodillas, para utilizarla cuando llegase el momento preciso. No me gusta acelerar el proceso de los cambios y en aquel momento tampoco tenía la necesidad. Me porté mal con él; le hice sufrir de la manera más dolorosa y estúpida, pero el había dejado de creer en mí y yo necesitaba un psiquiatra urgentemente, una cura de besos, de los que no son de verdad; sí, de esa clase que se dan sólo buscando sexo, nada más.
Le hice sufrir de la manera más horrorosa.
Él me ha perdonado, cosa que nunca creí que llegara a hacer. Anoche me dijo otra vez que me quería y yo no pude contestarle que yo también a él. Me hubiese sonado a mentira, aunque seguramente, no lo es.
Aquel chico me dijo que me quería un millón de veces. Eran otros tiempos,
yo bebía menos, bastante menos y estaba loca por saber lo que era el amor. Conocía la infidelidad, pero la llevaba siempre sobre las rodillas, para utilizarla cuando llegase el momento preciso. No me gusta acelerar el proceso de los cambios y en aquel momento tampoco tenía la necesidad. Me porté mal con él; le hice sufrir de la manera más dolorosa y estúpida, pero el había dejado de creer en mí y yo necesitaba un psiquiatra urgentemente, una cura de besos, de los que no son de verdad; sí, de esa clase que se dan sólo buscando sexo, nada más.
Le hice sufrir de la manera más horrorosa.
Él me ha perdonado, cosa que nunca creí que llegara a hacer. Anoche me dijo otra vez que me quería y yo no pude contestarle que yo también a él. Me hubiese sonado a mentira, aunque seguramente, no lo es.
sábado, 21 de febrero de 2009
ENTRE NIEBLAS
Se trata de medir los pasos,
con cuidado de no pisar las lindes
marcadas por la niebla.
La ciudad es gris
y los días pares
duerme
entre susurros;
se vacía poco a poco
de la memoria
inconstante de los transeúntes
surcando mares blanquecinos.
Yo me meto en su espesura,
arrojo piedras transparentes
para no salirme del camino.
Voy y vuelvo
intentando no encontrarme,
respiro el aroma frutal de los estanques
donde duerme la muerte
también entre susurros.
con cuidado de no pisar las lindes
marcadas por la niebla.
La ciudad es gris
y los días pares
duerme
entre susurros;
se vacía poco a poco
de la memoria
inconstante de los transeúntes
surcando mares blanquecinos.
Yo me meto en su espesura,
arrojo piedras transparentes
para no salirme del camino.
Voy y vuelvo
intentando no encontrarme,
respiro el aroma frutal de los estanques
donde duerme la muerte
también entre susurros.
A Palencia
CARTAS DESDE EL VAGÓN III
No se debería echar de menos a una persona
con la que se ha estado dos días,
es más,
creo que no es sano;
es más
creo que es dañino.
Disloca mi lógica,
esos cuarenta años que tengo de más
y que me ponen de repente en setenta
(dicen que es buena edad para madurar).
El punto de cordura que a veces me sobra
ahora viene dándome de hostias en la cabeza,
me pone loca
y me deja con los pies del revés
y las orejas dando vueltas.
Me he vuelto a emborrachar,
sí,
lo admito,
llevo una semana bebiendo
cuando no debería hacerlo
y me paso el día cantando,
cantando
como si tuviese quince años de nuevo
como si estuviera de vuelta
en otro Abril.
con la que se ha estado dos días,
es más,
creo que no es sano;
es más
creo que es dañino.
Disloca mi lógica,
esos cuarenta años que tengo de más
y que me ponen de repente en setenta
(dicen que es buena edad para madurar).
El punto de cordura que a veces me sobra
ahora viene dándome de hostias en la cabeza,
me pone loca
y me deja con los pies del revés
y las orejas dando vueltas.
Me he vuelto a emborrachar,
sí,
lo admito,
llevo una semana bebiendo
cuando no debería hacerlo
y me paso el día cantando,
cantando
como si tuviese quince años de nuevo
como si estuviera de vuelta
en otro Abril.
COSAS MENORES
Las canciones siguen siendo las mismas,
aunque les falte el humo frente al sol y la ventana.
Seguirán mañana,
no lo dudes,
respirando versos
en contra
de cualquier cosa menor,
esas que guardo en el cajón de las braguitas
donde un cuarenta de noviembre
abandoné el amor
sucio y abierto de piernas
crucificado
en posición de alerta,
por si se te ocurría volver.
Ya no habrá poemas
ni enfermedad con coca-cola
solamente
estas canciones
en estado de repetición
adustas
frías
tuertas
apenas susurradas.
En un hilo de voz.
aunque les falte el humo frente al sol y la ventana.
Seguirán mañana,
no lo dudes,
respirando versos
en contra
de cualquier cosa menor,
esas que guardo en el cajón de las braguitas
donde un cuarenta de noviembre
abandoné el amor
sucio y abierto de piernas
crucificado
en posición de alerta,
por si se te ocurría volver.
Ya no habrá poemas
ni enfermedad con coca-cola
solamente
estas canciones
en estado de repetición
adustas
frías
tuertas
apenas susurradas.
En un hilo de voz.
jueves, 19 de febrero de 2009
CARTAS DESDE EL VAGÓN II
Las palabras nos bastan,
aunque el deseo
permanezca latente tendido en el sofá
junto a los besos
junto con otras cientos de cosas
a las que no damos importancia;
cosas insignificantes
como decirte que me siento como en casa,
incluso mejor,
que te robaría a la gata,
que te robaría incluso a ti
(con la carga que esto conlleva)
que eres la mejor cosa insignificante
que ha pasado por mi vida últimamente,
aunque prefiera
callarme por no romper la magia,
aunque no te lo debería
ni decir.
aunque el deseo
permanezca latente tendido en el sofá
junto a los besos
junto con otras cientos de cosas
a las que no damos importancia;
cosas insignificantes
como decirte que me siento como en casa,
incluso mejor,
que te robaría a la gata,
que te robaría incluso a ti
(con la carga que esto conlleva)
que eres la mejor cosa insignificante
que ha pasado por mi vida últimamente,
aunque prefiera
callarme por no romper la magia,
aunque no te lo debería
ni decir.
Capullín...
martes, 17 de febrero de 2009
CONSEJOS DE ÚLTIMA HORA
Empieza desde abajo.
Enséñales las bragas al portero,
al juez,
incluso al alcalde.
Después
escríbete un verso
en la curva de la cadera.
Hazlo con tinta negra
y buena letra.
Suéltate las gomas y el liguero,
camina sin medias,
agita el culo.
Haz sonar bien fuerte los tacones.
Continúa más arriba,
abre la boca,
humedécete los labios,
enseña el colmillo blanco y afilado.
Escribe con saliva,
rájate los brazos
y sacude las pestañas llenas de rimel
de esa forma tan sensual.
Repítete varias veces al día
que tú has nacido
para ser puta,
para hablar de semen,
para meterte las palabras
en las zonas más húmedas.
Para no creer en dios
y mucho menos en los hombres
y en la mierda de su política.
Que eres infiel,
desleal,
impulsiva,
que pones precio a cada una de tus sonrisas.
Sincérate contigo misma,
echa un buen polvo de vez en cuando,
abandona,
miente,
grita
grita,
GRITA,
hasta que no puedas más.
Llora, desespérate.
Muere
por lo menos
una vez al día.
Y si con todo esto
aún quieres ser poeta
sólo puedo desearte suerte,
mucha suerte
en esta vida.
Enséñales las bragas al portero,
al juez,
incluso al alcalde.
Después
escríbete un verso
en la curva de la cadera.
Hazlo con tinta negra
y buena letra.
Suéltate las gomas y el liguero,
camina sin medias,
agita el culo.
Haz sonar bien fuerte los tacones.
Continúa más arriba,
abre la boca,
humedécete los labios,
enseña el colmillo blanco y afilado.
Escribe con saliva,
rájate los brazos
y sacude las pestañas llenas de rimel
de esa forma tan sensual.
Repítete varias veces al día
que tú has nacido
para ser puta,
para hablar de semen,
para meterte las palabras
en las zonas más húmedas.
Para no creer en dios
y mucho menos en los hombres
y en la mierda de su política.
Que eres infiel,
desleal,
impulsiva,
que pones precio a cada una de tus sonrisas.
Sincérate contigo misma,
echa un buen polvo de vez en cuando,
abandona,
miente,
grita
grita,
GRITA,
hasta que no puedas más.
Llora, desespérate.
Muere
por lo menos
una vez al día.
Y si con todo esto
aún quieres ser poeta
sólo puedo desearte suerte,
mucha suerte
en esta vida.
lunes, 16 de febrero de 2009
GONZO
-¿Tu alguna vez has conocido a una niña-gato?
-mmm…no
-¿No?...yo tampoco.
-¿Por qué eres un capullo infernal?
-qué va…que tengo gafas.
-¿Por qué te odio?
-porque tengo gafas
-y porque me gustan los besos, porque soy una mimosa, porque maúllo, muerdo y araño...
-por eso te llevas bien con la Lola.
-Y aún así, no soy gato, porque los gatos no se comen los papeles.
-lo sé
-lo sé
-lo sé
-porque los gatos son celosos, porque marcan su propiedad, porque son silenciosos y nunca se les ve venir…son traicioneros…traicioneros…ojitos verdes de gato.
-mmm…no
-¿No?...yo tampoco.
-¿Por qué eres un capullo infernal?
-qué va…que tengo gafas.
-¿Por qué te odio?
-porque tengo gafas
-y porque me gustan los besos, porque soy una mimosa, porque maúllo, muerdo y araño...
-por eso te llevas bien con la Lola.
-Y aún así, no soy gato, porque los gatos no se comen los papeles.
-lo sé
-lo sé
-lo sé
-porque los gatos son celosos, porque marcan su propiedad, porque son silenciosos y nunca se les ve venir…son traicioneros…traicioneros…ojitos verdes de gato.
CARTAS DESDE EL VAGÓN
No me culpes
por ser así,
tan autodestructiva.
Déjame con mis recuerdos.
Déjame aquí
sola
arañando la letra
de esta vieja canción.
Permíteme un tango en otra madrugada,
en otra noche cualquiera
parecida a esta,
en otra noche quizás
de reencuentros,
cuando
estemos hartos de mendigar
tanta sonrisa
tanto odio
tanto tal para no sé qué cual.
Cuando seamos
sólo rescoldos de otra guerra
sombras, ceniza, humo
vacío.
Nada.
Cuando aprendamos a escucharnos
sin hablar.
por ser así,
tan autodestructiva.
Déjame con mis recuerdos.
Déjame aquí
sola
arañando la letra
de esta vieja canción.
Permíteme un tango en otra madrugada,
en otra noche cualquiera
parecida a esta,
en otra noche quizás
de reencuentros,
cuando
estemos hartos de mendigar
tanta sonrisa
tanto odio
tanto tal para no sé qué cual.
Cuando seamos
sólo rescoldos de otra guerra
sombras, ceniza, humo
vacío.
Nada.
Cuando aprendamos a escucharnos
sin hablar.
jueves, 12 de febrero de 2009
DE VERDURAS Y OTROS TEMAS QUE COCINAR
Había brócoli para cenar
y yo odio el brócoli y los chistes malos
y que me chillen al oído,
y las estupideces cuando me acabo de levantar.
Odio demasiadas cosas,
incluso a mí misma algunos domingos por la tarde,
quizás algunos jueves
y todos los meses
desde mayo hasta abril.
Y había brócoli para cenar.
La cerveza estaba caliente,
no podía encajar unos versos
en uno de esos poemas de mierda
y encima,
después me tendría que depilar
(las bragas de encaje
me seguirían quedando igual de mal,
pero lo tendría que hacer).
También odio
por ejemplo, los pelos en la ducha
y los calcetines mojados sobre el edredón,
y que me digas que me quieres
cuando sé que no es cierto.
Odio depilarme por ti.
Odio esa clase de cosas.
Todas esas cosas.
Pero por encima de ellas,
por encima de cada una
de ellas,
odio el brócoli,
y lo odio
mucho, mucho más
si es para cenar.
y yo odio el brócoli y los chistes malos
y que me chillen al oído,
y las estupideces cuando me acabo de levantar.
Odio demasiadas cosas,
incluso a mí misma algunos domingos por la tarde,
quizás algunos jueves
y todos los meses
desde mayo hasta abril.
Y había brócoli para cenar.
La cerveza estaba caliente,
no podía encajar unos versos
en uno de esos poemas de mierda
y encima,
después me tendría que depilar
(las bragas de encaje
me seguirían quedando igual de mal,
pero lo tendría que hacer).
También odio
por ejemplo, los pelos en la ducha
y los calcetines mojados sobre el edredón,
y que me digas que me quieres
cuando sé que no es cierto.
Odio depilarme por ti.
Odio esa clase de cosas.
Todas esas cosas.
Pero por encima de ellas,
por encima de cada una
de ellas,
odio el brócoli,
y lo odio
mucho, mucho más
si es para cenar.
SOMOS
sábado, 7 de febrero de 2009
LA REINA NEGRA
Debería volver a empezar,
lavarme los colores con agua
y dejar que todo se vuelva negro,
de nuevo.
Debería hacerlo.
Debería volver a mis raíces,
dejar que el pasado
se torne presente,
dejaros el camino limpio
una vez más.
Desaparecer,
de nuevo,
con la sonrisa marcada en el rostro
mientras la lengua
me va afilando los colmillos.
Quizás así
encuentre una pausa,
un punto y coma que no hable de mí,
de todo lo que era
hace ya demasiado tiempo:
de los juegos macabros
siempre a un paso del abismo,
del poema
como forma de vida,
como acto de fe.
lavarme los colores con agua
y dejar que todo se vuelva negro,
de nuevo.
Debería hacerlo.
Debería volver a mis raíces,
dejar que el pasado
se torne presente,
dejaros el camino limpio
una vez más.
Desaparecer,
de nuevo,
con la sonrisa marcada en el rostro
mientras la lengua
me va afilando los colmillos.
Quizás así
encuentre una pausa,
un punto y coma que no hable de mí,
de todo lo que era
hace ya demasiado tiempo:
de los juegos macabros
siempre a un paso del abismo,
del poema
como forma de vida,
como acto de fe.
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