El mar guarda memoria
de olas chocando
contra rocas y cuerpos.
Mis manos
el tacto de tu piel
-poemas mojados-
una huella dactilar cayendo de mi ombligo abajo, sin
retroceso.
Aún recuerdo cómo olía la playa aquel invierno,
el sabor de la sal
dentro de tu boca.
Olías a carne y algas, a espuma, a grito, a semen,
a saliva
olías a viejo hotel, a colchón en llamas,
y a mí.
Llovía entonces, como ahora,
llovía y el mundo giraba
sin tenernos en cuenta.
Y el mundo giraba.
Y yo
me perdía.
me perdía.
"El olvido
no es un arte que cultiven los poetas"
No hay comentarios:
Publicar un comentario