Rasurarme el coño una tarde de lluvia
depilarme cejas, piernas y sentimientos.
Salir a la ciudad
a empaparme de la humedad de los hombres
a mi paso
encontrados
sin tocarnos
sólo con el eco del sexo que nos corroe.
Vomitar
cientos de mariposas muertas,
larvas viejas
su nombre enredado en mis tripas
la convulsión
que me produjo su amor entonces,
su amor viejo de caricias viejas
vomitarlo hasta quedarme hueca,
vacía
con la mirada afilada
en una tarde de lluvia
que se cansó de esperarle.
Sumergida en un huracán de primavera.
1 comentario:
me huelo que anduviste por mi casa, sigues mu tremenda.
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