
blanca y tiesa,
sin posibilidad de un buen revolcón sobre el microondas.
Si sigo así
llegaré a ser el plato principal
de la cena de noche buena.
No debería esperar pero espero,
sí, sí,
espero
sorda,
muda,
relegada al rincón:
Nadie puede verme,
nadie quiere hacerlo.
Pero al fin y al cabo
a quién le puede importar la niña del gorro
a quién
que ella te mienta, que yo lo sepa
a quién le va a importar
esta soledad muda en el ombligo
que me atenaza la voz
me despista el sueño.
a veces una chica necesita maltratarse el ego,
hacer magia.
hacer magia.
1 comentario:
ya imagino dando vueltas y subidones en el microondas llevando un gorro rojo. Que imaginativo
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