
Grecia regresó hablando italiano,
disfrazado de náufrago,
como los buenos poetas.
Ayer comimos juntos
con la gata y la guitarra,
comida de supervivencia:
pasta sin salsa
y salchichas de sobre
-hacía tiempo que no me daba un festín así-
después café
80% de espuma,
tan agrio que me rebotaba en la cabeza
y me bajaba hasta los pies,
me hacía sentir viva.
El cuentista de las diez mil historias
ha regresado a casa
y es el mismo al que adoraba,
aunque ahora sólo sea melodía,
barba,
aunque ocupe la mitad.
A Rodri, porque no cambiarte
de ropa en 28 días
también te hace poeta.
Bienvenido a casa...
1 comentario:
Isa no había visto este. jo... :D qué guay. GRACIAS. Yo también lo pasé muy bién. Fué guay la vuelta
Publicar un comentario