Ya no sueño.
Las pastillas han borrado el rastro,
tu cuerpo sobre mi cuerpo,
tus gritos más altos que mis gritos,
las huellas que quedaron tras el naufragio
sólidas en la acera.
Ya no tengo pesadillas.
Ya no tengo nada, casi nada
aunque el corazón insista en latir
más fuerte y más rápido de lo que debe
las noches son una página en blanco:
Pequeños milagros
con nombre de farmacia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario