Bienvenidos a Tierra de Nadie

lunes, 21 de enero de 2008

Miedo

Él sabe que no soy libre de mis miedos,
que ellos conocen la esencia de mis actos,
ellos saben que no puedo desatarme de sus garras.
Él lo sabe y tú, que me persigo en mis sueños,
que me torturo con mis manos hechas de cera.

No puedo, pues, regalarte nada más,
ni el aire intoxicado que rechaza mis pulmones,
ni las lágrimas saladas en torrente por mi voz.

Te puedo dar, en cambio, esta grácil insatisfacción
de mis labios en tu boca,
este invento de infidelidad y hombres,
este devenir de mis pensamientos y pasiones,
este cuerpo, a veces, cansado de vivir.

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