Bienvenidos a Tierra de Nadie

miércoles, 6 de febrero de 2008

EL ACANTILADO

Los días grises pasan
y después
el viento,
la tormenta,
la lluvia,
las nauseas,
el acantilado a la altura
de tu boca.

Y esa voz llena de cicatrices
que me habla
cuando me meto
a tu lado en la cama.

La luz en las persianas
que trastoca
el contorno de una mujer
en las farolas.

la locura junto a tí
en esta guerra
de besos e inquietudes,
de tu piel desnuda
bajando hasta el ombligo
bebiendo el agua
de mis pozos más profundos.

El hastío en los jadeos
y el vaivén de mis caderas
echando una carrera
al despertador,

ruido, mucho ruido,

saliva,
piel,
sombras,

esperma surcando mis ojos
y yo,
perdida en el blanco de los tuyos.

Los días grises pasan
y después
los cuerpos,
los jadeos,
las caricias,
los orgasmos,
el acantilado a la altura
de tu boca
donde puedo
naufragar.

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