
Un poema
siempre es una cárcel,
y tú
desmembrabas el arte
metido entre rejas.
La salida
sólo era una carta
enviada bajo cuerda.
Esta vez
no guardabas drogas
disimuladas en versos.
Sólo
recuerdos
de todo lo que no vivimos
tras tu encierro.
Quise amar al poeta
y me conformé
con odiar al hombre.
De regreso,
nos quedaron unos ojos
que fingen no verse
y cruzan,
llorosos,
hacia otra esquina.
Para Santiago, él, que me escribía versos desde la cárcel.
siempre es una cárcel,
y tú
desmembrabas el arte
metido entre rejas.
La salida
sólo era una carta
enviada bajo cuerda.
Esta vez
no guardabas drogas
disimuladas en versos.
Sólo
recuerdos
de todo lo que no vivimos
tras tu encierro.
Quise amar al poeta
y me conformé
con odiar al hombre.
De regreso,
nos quedaron unos ojos
que fingen no verse
y cruzan,
llorosos,
hacia otra esquina.
Para Santiago, él, que me escribía versos desde la cárcel.
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