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martes, 23 de septiembre de 2008

CREERÉ EN AQUELLO QUE ME CREÓ (EXPLICÁNDOSELO A DIOS)


Son todas estas cuartillas
y los espejos.

No soy yo,
ni tú,
ni el aire,
ni siquiera el infierno
condenado a este milagro.

Son todos los relojes de pared
enmohecidos
que matan sus horas
sin pararse a pensarlo.

No somos pares
ni impares de la guerra.

A veces
es la imposición
atravesando los caminos
sin preguntar ni dar respuesta,

ni decir lo siento.

Ven aquí,
y sumérgete en mis manos,
déjame mostrarte
cómo gira el mundo
en mis caderas.

No es la oscuridad
ni el nombre de los actos

cuando lo llamamos fiel
y deseamos el pecado.

Son todos los poemas
ardiendo en las pupilas.

Son
todos los hombres
que descifraron mis labios.

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