
en esta maraña de aceras.
Miro al cielo,
me reflejo en los carteles,
números de teléfono,
pocilgas perfumadas
por las ganas,
el deseo.
Con la gravedad
sumida entre mis piernas
busco mi cama:
hilo y espuma
donde follarme
noches y madrugadas.
Busco incansable
un hueco en la tierra,
párpados cerrados
al susurro de mi almohada,
domingos
a la sombra
del amor,
del poema
y las nauseas.
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