Bienvenidos a Tierra de Nadie

viernes, 29 de febrero de 2008

INTERROGADME

Interrogad al aire que emana de los cuerpos,
a la esencia invisible de mi falda,
a los cuartos del reloj de los despojos.

Interrogad al cielo yermo de mi espalda,
a la caricatura que se dibuja de tus ojos,
a la infancia que se guarda intacta entre mi pubis.

Interrogad al sexo de los amantes sin recuerdos,
a la conciencia de los árboles del parque,
a los restos de arena que queda en otros labios.

Interrogad a todo cuanto forme parte de mi mundo,
a las bocas que saborean incansables el sudor de nuestros cuerpos.

Interrogad a los jadeos,
a los suspiros,
a los ojos entornados,
a las manos vagabundas sin hogar,
al polvo blanquecino de los sueños,
a la sensualidad de las curvas de mi vaso.

Interrogad, interrogadme,
sacad de mi todo aquello que me callo
por miedo a perderme
y encontrar otra muerte
en otros brazos.



basado en:
interrogad a la sed de los precipicios, a la atracción interminable de la carne […]*
-Alberto Santamaría- “Desvelad mi cuerpo” (fragmento)
{notas de verano sobre ficciones de invierno}

VAS A MORIR

Vas a morir por lo que has hecho,
grabaré en tu cuerpo
a púrpura y cuchillo
mis iniciales rotas por el daño.

Morirás y lo sabes,
te buscaré en las noches
y, mientras duermes,
te observaré sentada en una silla;
te veré respirar
y ahogarte poco a poco en pesadillas.

Te mataré por mi vergüenza,
por las noches de mordiscos e inquietudes,
por las tardes de pasión que no me diste,
por el esperma descargado en mi garganta,
por el sexo y las traiciones,
por tu piel y por mi hambre.

Sentiré tu sangre derramada
y tu sonrisa en la comisura de los labios,
rotos ya por el miedo…

Sé que morirás
y olvidarás a tu madre
mientras caes dormido sobre mi cuerpo,
resbalando en brotes sobre mi espalda,
follándome
mientras mueres
cada noche
sobre mi cama.

sábado, 23 de febrero de 2008

SOBRE EL ARCO IRIS


Totó no tuvo la culpa
de mi suerte,
sabes que nunca
debí volver de Oz.

Siempre volando al ras de los sueños,
como si fuese un juego,
como si todo tuviese una razón.

Tras tu huella recorro
el camino de las baldosas amarillas.
Volver a casa
no es siempre la mejor opción.

Debí quedarme allí
jugando a no encontrarte,
cantando una canción.

Al León Cobarde ahora
le da por arrancar
la tierna piel de los pequeños;
Tiene fama de matón.

Y lo del Hombre de Hojalata
es aún peor.
La bruja del oeste y yo lo sabíamos,
un corazón de pega nunca es un corazón.
Le dio un infarto. Murió.

Y el Espantapájaros,
pobre hombre,
tanto cerebro para qué le sirvió;
no conocía el fuego,
ardió entre pajas
una noche de calor.

En ese lugar sobre el arco iris
era todo mejor.
Empeñando mis zapatos
podía haberme comprado
hasta un bungalow.

Cierra bien los ojos,
junta los chapines uno contra a otro tres veces
y repite para ti:

Se está mejor en casa que en ningún sitio.

Se está mejor en casa que en ningún sitio.

Se está mejor en casa que en ningún sitio.

El día que regresamos
Totó se escapó,
hasta el perro
fue más inteligente que yo.

miércoles, 20 de febrero de 2008

HAY TARDES...


Hay tardes que vienes como escarcha
de otra madrugada y llenas mis bolsillos
de ese aire de huerta de verano
y me tocas con tus labios llenos de arena.

Hay tardes que me siento fugitiva de tus manos
y echo de menos la palabra,
los gestos inquietos de otros parques
sin tu nombre.

Hay tardes que rozo en mi memoria
recuerdos olvidados y veo una imagen
vagar entre los árboles, fantasmas de tu nombre
que pisan las aceras del otro lado.

Hay tardes de impurezas en los rostros
que quisiera navegar como un Colón nuevo
por tu ombligo,
y jugar a perderme por la curvatura de tus ojos
y dormirme sintiéndome mecida
por las nanas de mi infancia.

Hay tardes que soy sólo el sudor
de los padres en los olivos,
el gemido de la vergüenza y el desorden,
las agujas rotas de tu viejo reloj.

El refugio, el eco, la sombra
que hacen que me quede
entre las retinas de tus cosas,
retratada en espejos del revés,
a tu otro lado.

miércoles, 6 de febrero de 2008

EL ACANTILADO

Los días grises pasan
y después
el viento,
la tormenta,
la lluvia,
las nauseas,
el acantilado a la altura
de tu boca.

Y esa voz llena de cicatrices
que me habla
cuando me meto
a tu lado en la cama.

La luz en las persianas
que trastoca
el contorno de una mujer
en las farolas.

la locura junto a tí
en esta guerra
de besos e inquietudes,
de tu piel desnuda
bajando hasta el ombligo
bebiendo el agua
de mis pozos más profundos.

El hastío en los jadeos
y el vaivén de mis caderas
echando una carrera
al despertador,

ruido, mucho ruido,

saliva,
piel,
sombras,

esperma surcando mis ojos
y yo,
perdida en el blanco de los tuyos.

Los días grises pasan
y después
los cuerpos,
los jadeos,
las caricias,
los orgasmos,
el acantilado a la altura
de tu boca
donde puedo
naufragar.

MI LLUVIA


Está lloviendo fuera
y un charco cruza
el estribillo de tu nombre.

Sobre la alfombra
Buk nos mira
con ojos de visionario
y los héroes nos acompañan
en esta guerra de transiciones.

Al otro lado
el mar se ahoga
en una canción de sirenas
y recorre al límite
de mi pluma
los silencios
que a ti te escribo.

Recitas en voz alta
unas letras recién nacidas
y hablas del sudor
que me provocas
en estas tardes
de luces en las sombras.

Me hablas de ti
y de tu cuerpo
y de la memoria
inocente
que nos persigue
en este límite de años
al borde del precipicio.

Intentaba escribirte
unos versos de agua
salpicando al olvido
al otro lado de la puerta
cuando he sentido
tu tormenta de temores
desabrochando
pausadamente
mi camisa.

¿QUIÉN DE VOSOTROS?

¿Quién es el asesino?
¿Quién de vosotros
ha matado a las mariposas
que volaban felices por mi espalda?
Dime, quién.
¿Quién es el asesino
de nuestra historia
a tres bandas?
Quién prefirió la muerte al hambre.
Quién usó el arma.
Quién ha cerrado la boca a los besos,
a tantos besos,
a tantos,
que siento mis uñas
rasgando tu cuerpo;
que pierdo mi rumbo
perdida en tus ojos,
tus ojos,
cuatro ojos,
dos cabezas,
mi mirada...
Quién.
¡Quién!
Quién de vosotros
mató al amor y sus torturas,
quién ahogó el llanto.
¿Quién?
Quién de vosotros
me va a levantar ahora
que estoy tan hundida.