
con la que se ha estado dos días,
es más,
creo que no es sano;
es más
creo que es dañino.
Disloca mi lógica,
esos cuarenta años que tengo de más
y que me ponen de repente en setenta
(dicen que es buena edad para madurar).
El punto de cordura que a veces me sobra
ahora viene dándome de hostias en la cabeza,
me pone loca
y me deja con los pies del revés
y las orejas dando vueltas.
Me he vuelto a emborrachar,
sí,
lo admito,
llevo una semana bebiendo
cuando no debería hacerlo
y me paso el día cantando,
cantando
como si tuviese quince años de nuevo
como si estuviera de vuelta
en otro Abril.
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