
y yo odio el brócoli y los chistes malos
y que me chillen al oído,
y las estupideces cuando me acabo de levantar.
Odio demasiadas cosas,
incluso a mí misma algunos domingos por la tarde,
quizás algunos jueves
y todos los meses
desde mayo hasta abril.
Y había brócoli para cenar.
La cerveza estaba caliente,
no podía encajar unos versos
en uno de esos poemas de mierda
y encima,
después me tendría que depilar
(las bragas de encaje
me seguirían quedando igual de mal,
pero lo tendría que hacer).
También odio
por ejemplo, los pelos en la ducha
y los calcetines mojados sobre el edredón,
y que me digas que me quieres
cuando sé que no es cierto.
Odio depilarme por ti.

Odio esa clase de cosas.
Todas esas cosas.
Pero por encima de ellas,
por encima de cada una
de ellas,
odio el brócoli,
y lo odio
mucho, mucho más
si es para cenar.
3 comentarios:
Isabelita eres la hostia.
Me he reído con este poema, mucho.
Un abrazo fuerte fuerte.
(creo que nunca he comido brociloi)
Joan
me alegro que te rieras,jajaja, yo lo estuve haciendo cuando lo escribí...para eso es Joan
me gusta tenerte por el arco iris
petonets
isa
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