
para pasear por la cocina.
Los platos están sucios
y no hay rastro de comida
sólo unas rebanadas de pan de molde en el cajón
que empiezan a verdear
(seguramente, la cena de esta noche)
Y yo qué hago con el coño rasurado
con las tijeras
y la crema
y las pinzas de depilar.
Las cañerías serán mañana un bosque frondoso
por donde perderme,
porque es así señores,
lo que quiero es perderme
y el pasillo es tan estrecho a estas horas
y hace tanto calor…
persigo a mis semejantes despacio, aturdida;
mi pasillo es la M-30 en hora punta.
Me están pitando los intestinos
y la bilis
hasta las ganas de cagarme en dios.
Carolina avanza hacia la cocina
y Juan
y Gustavo
y la menda detrás
y pienso que es hermoso trabajar en equipo
y morirse de hambre
siempre que quede alguien vivo
para cerrarte los ojos.
Quedar el último,
eso sí que es triste.
Y avanzamos
y estoy cansada y quiero perderme y gritar
y no hay rastro de nada comestible
sólo unas rebanadas de pan de molde
en el fondo del cajón
tristemente enmohecidas.
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