
Sabes que todo lo que soy
me posee de alguna forma.
Calibro el espacio
midiéndolo con mis dedos,
sé que tardaré una eternidad
en sumar el universo
y no me importa,
tengo tiempo.
Me agoto
de correr sin usar las piernas,
sólo pensando que la vida
trata de distraerme
con los ojos brillantes
del día a día,
sin nada más encima
que mi propio miedo.
Terror a no encontrarme,
asumir la indiferencia
que me muestran las manos
con su perfil clásico
de hermanamiento.
Y no me tocan
se mantienen lejos
a una distancia prudencial.
La guerra se desata
y nada es importante.
Hay truenos que se esconden
de la tormenta de mi voz.
Asumo el miedo.
Observo el horizonte.
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