Bienvenidos a Tierra de Nadie

viernes, 27 de junio de 2008

PIEL CON PIEL

No soy nada
en estas sábanas húmedas,
sólo el olor a humo
conoce el tacto de mi pelo.

Me gusta
saborear el amanecer desde la almohada,
sintiendo su viento fresco
arañando las fibras de mi espalda.

Me gusta saber
que aun queda el límite de una noche
ronroneando el universo.

Manchada y vagabunda
con el rastro de tu nombre
hecho liquido en mi cuerpo,
me recuerdo
dentro de tu boca
a cuerpo entero.
Salvando las distancias
de querer ahogarme en tu saliva.

Hoy,
sucia,
delante del espejo
observo las lindes
de otras tardes como esta
donde resurgía
de una muerte más
entre jadeos.
Buscando el horizonte
que nunca me lleva a ningún lado.
Buscando la caricia
como extensión de mi piel.
Buscando el camino
que sólo yo sé buscar

en el huracán tardío

epicentro de tu ombligo

donde me pierdo

y buceo

y trago el agua

de otra muerte diferente,

exacta como esta,

de la que sólo puedo salvarme

estando juntos

piel con piel.

lunes, 23 de junio de 2008

SIN ARTIFICIOS


Reconozco
que no soy la mejor mujer de este planeta,
que nunca supe como se debe amar a un hombre.
Dejé toda esa carga inútil
para otro tiempo
que albergara menos instinto
y menos sudores.
Alguna vez me confundieron
con dulzura,
pensando que de esa manera
no llegaría a escaparme.
Pero no soy buena, ya lo dije,
en temas de amor y de conciencia.
Salté las barreras impuestas por los años,
pagando a cada paso el precio
de la culpa,
sin arrepentirme,
ni volver la vista atrás,
ni martirizarme,
mirando de frente a los ojos ajenos
gritando a la cara esas cuatro verdades.
Sin sobrevalorar las gracias otorgadas
ni el manejo de la pluma,
sabiéndome mortal e inútil,
sabiéndome mujer,
sabiéndome nada.

Reconozco
que no soy la mejor princesa para el cuento,
que no tengo ni idea de cómo puedo ayudarte.
Que me queda grande el disfraz de misionera,
de monja caritativa,
o de amiga constante.

Reconozco
que no podría cambiar
aunque quisiera.
Que yo soy yo
y lo demás,
ya sabes.

viernes, 13 de junio de 2008

SALMOS POR LO QUE MIENTE

Tu ribete se disfraza
de un circo de enanos
que escuchan atentos
las palabras
de un señor.

Fingimos.
Todos fingimos,
fingimos querer
ser quien somos
y encendemos velas de color azul
porque tu dices
que en su fuego habita él
y nada es cierto,
y nada es falso
y elevamos un salmo
por su presencia inesperada.

Y a mi
se me olvido leer
y no supe rezar
ni elevar una cruz sobre el pecho
pero leo un salmo
que habla sobre hombres muertos
y tu no estas en él.

Solo sé mirar al suelo
avergonzada
y sé que el cura ha notado
que no creo en dios.

Y me toca leerte un salmo,
a ti,
que nunca pisaste una iglesia,
a ti,
que solo rozabas el fuego
en el humo del tabaco,
a ti,
que supiste engendrar una fe
que no habitaba en un templo.
a ti...
¡Válgame dios!

y no dije la ultima frase
esa de...ya sabes...

"en el nombre del señor"

y se apagó la vela

y todo lloró.

A DESTIEMPO

No me quedaba inspiración
y decidí comerme a las ratas.
No había nada con lo que
saciar el hambre
de tierra,
salvación o ceniza.
No lo encontraba.

Las manos mojadas
removiendo las ramas
recordaban el aliento
de aquello que no existe.

Voló

fugaz

el tiempo

y los recuerdos
acuden a la mesa
a brindar
por el cuerpo
que se mantiene
aún fresco en la memoria.

Y el corazón se maquilla
para no sentir pena.
El rostro de porcelana
y lo demás
hueco
por dentro.

Y sabes que ya no queda nada.

Solo palabras
que no escuchará.

Y todos sabemos
que son a destiempo.




*El cuadro es de Damià Díaz, Retratos del vacío*

miércoles, 11 de junio de 2008

MARÍA Y YO

María se mete en la cama
y se suaviza,
dejamos el olor a esparto fuera,
las luchas de las ratas
rumiando restos de papel.
Caricias
que asumen su acto reflejo,
siendo parte de la humillación
fingida,
formando pliegos de la biblia
donde nos dejamos la fe
perdida.
Siendo nada
sintiendo el todo
declarándonos misioneras de la piel.

La voz aúlla fuera
con un sonido de bocina
y nos aliviamos de la lluvia
actuando entre las sábanas.

Escenarios de la cama
sin atrezzo
donde perdemos guerras
que aún no quisimos declarar.
Confesándonos secretos
nos besamos
ella y yo.

Y el olor a esparto
lo dejamos fuera,
enredado entre la ropa
a los pies de la cama
donde el oleaje
es tan suave
que suena
a verso.

Y te canto una canción.


*Gracias John, ya sabes por qué*

martes, 10 de junio de 2008

ASUMO EL MIEDO


Sabes que todo lo que soy
me posee de alguna forma.
Calibro el espacio
midiéndolo con mis dedos,
sé que tardaré una eternidad
en sumar el universo
y no me importa,
tengo tiempo.

Me agoto
de correr sin usar las piernas,
sólo pensando que la vida
trata de distraerme
con los ojos brillantes
del día a día,
sin nada más encima
que mi propio miedo.

Terror a no encontrarme,
asumir la indiferencia
que me muestran las manos
con su perfil clásico
de hermanamiento.
Y no me tocan
se mantienen lejos
a una distancia prudencial.

La guerra se desata
y nada es importante.
Hay truenos que se esconden
de la tormenta de mi voz.

Asumo el miedo.
Observo el horizonte.

lunes, 9 de junio de 2008

NO ME GUSTA

Me quedan cinco líneas de paz
sobre el cuello
maltratando la lluvia interna
por los cuatro costados.
Lluvia que resurge viva
en resonancia
domando ecos interminables
que nunca llegan a ningún lado.
Solo vivo
para saber qué es la muerte
y no
NO
no me gusta.

Niego el nombre y su postura,
su corte demacrado
su gravitación de suero y oxigeno,
el alargamiento de la nada.

Sufrir.
no,
no me gusta
No.
El odio se hace enfermedad
se intercala en las sonrisas,
y la manera de huir,
correr por los pasillos,
olvidar
el color de las paredes
el olor a olvido,
soledad.

No.
No me gusta.
Me niego a mi misma en el nombre de dios.

La creación solo es muerte
solamente
hoy
es esta muerte.

ADA O EL DOLOR

Ada salió una mañana
abandonó su casa,
su vida.
Ya no tenía nada entre las manos
que mereciera un poema.
Sólo vacío,
eternidad. Nada.

Se perdió por la ciudad
persiguiendo sus zapatos,
encontrando huellas donde solo había asfalto.
Repitiéndose que su vulgaridad
explotaría entre los labios
formando un atardecer perpetuo
de sonrisas.
Sabía que tras el monte
la esperaba otra noche
de sueños envenenados.
Sólo sudor
haciéndola sentir viva
y el salto al vértigo, a la espuma de la rabia.
Al horror, el cáncer, la muerte
esperada.

Ada conocía
la ecuación latente de los besos
la fórmula que contiene
la canción desafinada
y buscaba cada día la verdad
rallando sus espejos
con las manos rotas de tanto esperarse.

Salió una mañana
y se desnudó en el metro

“Miradme,
yo soy la mujer
que habita
en todas las pesadillas.”

Y saltó libre
al horror, al cáncer, a la muerte
esperada.

NOCHES DE SUICIDIOS


Hay días que te llevo sobre el costado
y pesas más que una pluma
y algo menos que el papel.

Hoy es un buen día para eso,
la tristeza invade las cerraduras de mis puertas
y no queda un hueco para escapar.
La luz quema mis ojos
y hay gente que nota
que sólo me quedan dos cuencas
para contar las horas
que paso sin ti.

Muerte
o aburrimiento.
Las palpitaciones me anuncian
que aun sigo viva,
se me acelera el corazón
y el hombre del tiempo
me anuncia un infarto
de besos caducados
sin una pizca de placer.

Nada más.

La noche me queda lejos,
se viste de botella sin mensaje,
agota el líquido,
fabrica lagrimas.

No hay nada más.

Podéis hurgar por dentro,
no hay nada,
no lo encontraréis en estas manos.
Las palpitaciones
me llaman a un suicidio inmediato.
Sangre derramada,
nada más.

Hojas blancas sobre la piel
gritan nombres que acuchillan.

Si tu pluma corta mi cuello
que el poema muera también.

TRES EN LA CASA

Éramos en el fondo tres desconocidos.

Él siempre solo en su habitación
jugando a las cartas
haciéndose trampas
y grabando en un casete
siempre reciclable
partidos de fútbol que escuchaba por la radio,
a veces montábamos una fiesta
de almohadas
sobre la cama
y cantábamos juntos
canciones de “Los Manolos”
y nos reíamos
y tu eras ya un hombre
y yo solo una niña
pero nos llevábamos bien,
así, a solas,
encerrados en la habitación,

Ella siempre
tan risueña
soñando con escapar.
cuidaba niños a los que contaba cuentos
y volvía a casa
con una película bajo el brazo.

Siempre eran las diez y media
y yo la esperaba despierta metida en la cama.
Siempre esperaba despierta.

Los fines de semana
veíamos películas.
Yo solo era una niña
pero veíamos “Fama”
y apartábamos los muebles del salón,
“Sabrina”,
“Lo que el viento se llevó”,
“Casablanca”,
“Charada”,
“Dirty dancing”,
“Flash dance”,

y yo solo era una niña
y bailábamos juntas “The time warp”
en la cocina
secuela de haber visto tantas veces
“The rocky horror picture show”
emocionadas
y hacíamos tortillas
que se estrellaban contra el techo
y el huevo caía insoluble
en las cabezas
y nos reíamos,
tu eras ya una mujer
y yo
solamente una niña
pero nos llevábamos bien
así a solas
viendo películas
que alquilabas
en el videoclub de la esquina.

Yo era apenas una niña
y siempre esperaba despierta
que llegarais a casa.

El entraba sigiloso a la habitación
creyendo que dormía
y me hacia cosquillas en los pies
hasta que de risa
le regalaba un beso.

Ella regresaba soñadora
a su montaña de libros
a su cama a mi lado
y me quedaba dormida
bajo la luz naranja de la mesita
sabiendo que en voz muy baja
me estaba contando algún cuento
de príncipes y princesas
que se daban besos de amor.

SÓLO QUIERE RECORDAR

No hagas caso
de las misiones imposibles
que te dicte la memoria.
Sólo quiere recordar.
Morir día a día
con cientos de imágenes
arañando su espalda,
formando cicatrices
que nunca sanan del todo.

Sólo recordar.
Morir
poco a poco,
día a día.

No escuches los lamentos
de los insectos
que aplastamos ayer.
Queda el espíritu
vagando por la habitación
mientras
tus ojos ronronean
algún tipo de sonrisa.

No queda nada ya
por lo que morir.

No hagas caso
a tu cabeza.
Ella sólo quiere recordar,
acunar
entre sus células
imágenes
que asesinen
de un solo golpe
a la conciencia.
Útero de la nada.

Sólo quiere recordar,
morir
poco a poco,
día a día.

No hagas caso
a tu cabeza.

lunes, 2 de junio de 2008

AVENTURA CON JACK, MI DESTRIPADOR


Digo puta
y me resbala por la boca
una sustancia
conocida,
extrañamente pegajosa,
casi ácida.

Sabe a ti
y a tu humor clásico
de sábanas revueltas.

Adentrarme
entre tus huecos
hasta robarte
el último
suspiro,
el último
aliento.

Y digo muerte
con cada jadeo,
me falta el aire
no puedo respirar.

Me ahoga la rutina
que formaron tus besos.

Y se acabó.
No hubo espejismo
que aguantara
mi cuerpo
roto,
casi vivo,
gritándote en susurros
que yo
era la puta
que moría
por ti.

UN MAL MENSAJE

Era un mal mensaje
metido en una botella.
Cerveza inundando poemas
dejando vacío el hueco,
la ausencia.
No hubo un mártir
que fingiera querer estar
sobre la cruz
y la muerte se quedaba
inmóvil esperando
nuestros brazos.

Casi reconozco
el sonido de las piedras
y el tintineo constante
de los brindis por el fin.

Y es que había minutos
en que no nos importaba nada.

La brecha latente sobre el escenario
con todas las despedidas
maquillándose entre bambalinas.
Muñecos inconscientes
y tu y yo
como dos actores
fingiendo
el disfraz que nos sostiene
casi vivos día a día.

Y es que hubo minutos
en que no nos importaba nada.

La noche se viste de puta
y esta última nos salió cara.
El poema navegando en saliva
y la cerveza encallada en el mar.

Y volvimos a beber
dejando nuestra muerte en blanco
inundando sólo la sonrisa

y es que había minutos
en que no nos importaba nada.