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sábado, 26 de abril de 2008

Mendiga

Corre por la ciudad arrastrando lluvia,
no sabe medir sus pasos
y cree que lo malo
algún día pasará.

No es guapa,
pero le queda en los ojos
el brillo de algún pasado.
La nostalgia
de algo bueno
que sabe que nunca llegará.

Vende besos
que saben a miseria.
Restos
de alegría,
sonrisas a medias,
un cuerpo
de medio mujer.

La admiro
y no la insulto
y alguna vez
la he dado de comer.

Santa sede de los inocentes,
los olvidados y yo
lo sabemos muy bien.

No hay sueños
que duerman en parques,
no hay ni suicidios que cometer
cuando la vida
se les funde en la mirada
y no quedan dioses en los que creer.

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