Bienvenidos a Tierra de Nadie

sábado, 26 de abril de 2008

SOBREVOLAR EL UNIVERSO

Acostumbré a mis dedos
a caminar por tu espalda.
Qué ganas tenía
de quemar los sueños,
qué ganas de beberme el mundo,
qué ganas de ganar batallas.

El día acaba
con el monosílabo
de tu nombre,
diciendo NO
a todo
lo que sirve
y nunca tiene un motivo.

Ahora me guardo
del bullicio
de la gente
con estos dedos
ágiles
que saben
buscarte
una y otra vez.

Escribir tu nombre
o
almacenarlo en la memoria.
Guardarlo
dentro del ombligo,
como esa última gota
de esperma
que cayó aquel día
y cae hoy
y volverá a caer mañana
a mediodía
cuando no estés tu
y añore tus manos
y quiera besarte
y sólo encuentre
una pared
pintada de amarillo
que no sepa
a qué sabe tu cuerpo
ni los secretos
que yo escondía en él.

NO
me repite la cabeza,
y siente
que debo abandonar
el juego a tiempo,
o quizás deba dejar
de pensar,
o igual
lo que quiere
es que me muera
y deje la inmortalidad
para los mortales,
y huya del mundo,
de las prisas
y de la carne
y volatice
mi NOmbre
con tu NOmbre
sobrevolando
el uNiversO.

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