Bienvenidos a Tierra de Nadie

sábado, 26 de abril de 2008

Voyeur

La pupila nos acecha
como una mirada indiscreta
en tu cerradura de voyeur.

Camina sobre las letras
guiando la mano
que nos ahoga la garganta.

Será que nunca supe recitar.

Verso tras verso,
calibrando siempre el sueño,
el instante,
los cuchillos
que nacen invisibles de la tinta
o del dolor que nos imponen.

Las sábanas se quedan frías
y mi cama de ochenta
ya no pertenece
al atardecer
que forma mi cintura.
Se hace agua y voz,
el esperma de la lluvia.

Las letras que antes volaban
resurgen en cascada
al otro lado del ordenador.

Se hacen playas
sin luna,
sin estrellas,
apenas las justas
para poder respirar.

Y el poema
siempre bañado en sangre.
Prostituído
por otras miradas
que siempre son ajenas.
Despedazado,
analizado,
a veces sólo leído.
Follado en todo caso
haciendo pactos contra el olvido.

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